miércoles, 12 de febrero de 2014

12 / 02 / 14


Cornerrollo diario

Conforme avanzamos como especie, nos llegan multitud de nuevas palabras que debemos incorporar a nuestro léxico diario. Palabras como ciclogénesis explosiva (tormenta del copón), Blogging (escribir en internet en vez de visitar a un psicólogo) o contrato laboral satisfactorio (desconocido) son ahora tan habituales como decir coliflor, canasta o “Mecagüenlosquemandan”.

Sin embargo, hay una que aún no se ha difundido (quizá incluso acuñado) que es el supersexting. Como sé que sois personas con bastante tiempo libre (estar leyendo esto es una prueba irrefutable), ahora os estaréis preguntando ¿qué es eso?, ¡ardo en deseos de saberlo!

Pues no es más que el antiguo arte de ligar en los supermercados. Y digo arte, pues no es innato, sino que lleva horas y horas de práctica el llegar a hacerlo mínimamente bien. ¿Pero cómo se hace? Aquí van unas ayuditas

Manual (sin ninguna garantía, sin ningún éxito del que presumir, sin ninguna prueba de que se haya probado) del Supersexing. Volumen I. Hombres.

Lo primero que hay que hacer es quitarse todas las inseguridades de encima. Soy pobre, no tengo nada que ofrecer, quién me va a mirar… Desengáñate. Nadie busca a su príncipe azul millonario en un Día. El super proporciona igualdad de condiciones. Si quieres excelencia, ve a la zona Gourmet del Corte Inglés.

Pasos básicos: Coge un carro de los grandes. Sí, ya sé, son un coñazo si el super es estrecho, nunca te acuerdas de dónde lo aparcaste y casi siempre te olvidas de llevar 1 euro para sacarlo. Pero es importante. Tu aspecto dirá tanto de ti como tu compra. Nadie mirará lo que llevas en uno de esos carros caniche. Necesitas promoción.

No acumules comida preparada, sobres o latas. Lo que ven es a un tipo solitario al que su madre hizo siempre la comida, o un loco que intenta abastecerse para sobrevivir al fin del mundo. Elige comida sana. Evita las carnes, aunque una buena tabla de patés puede sorprender. Acumula las verduras y la fruta, da igual cuáles siempre que estén en buen estado y sean de colores chillones, en lo alto del carro. Su reflejo mejorará tu cutis y el rojo y el verde darán un aspecto juvenil y esperanzador a tu estado de ánimo.

Pasea por el supermercado y lleva una lista. Dirá de ti que eres un chico centrado, que se marca objetivos.

Actúa de forma cortés. Colócate impidiendo el paso en un pasillo y no dejes pasar a abuelas, niños histéricos o albañiles en su tiempo de descanso. Espera a que pase alguien de tu gusto y sólo en ese momento, repito, sólo en ese instante, aunque tengas tras de ti a un enjambre de compradores cabreados, desplaza el carro y, con una gran sonrisa (ni caníbal, ni con la boca totalmente abierta, sonrisa de embarazosa timidez) aparta el carro. Un lo siento, no me había dado cuenta de que obstaculizaba el pasillo bastará como primera toma de contacto.

También puedes utilizar la baza del generoso. Colócate ante un estante con alimentos básicos (digamos arroz). Esconde todos los productos y deja un solo paquete. Lucha a muerte con el reponedor si es necesario. Está mal pagado y no tiene ganas de discutir con un loco. Y espera. Espera. Espera. Si alguien que no debe quiere apoderarse del paquete, gruñe con fuerza. A los perros les sirve. No mees, los humanos somos inmunes a las marcas de orina. En cuanto veas a un objetivo, lánzate como un rayo y apodérate del paquete. Al verla, finge sorpresa y disgusto por tu actuación. Y tras dudar un instante, ofrécele el arroz en señal de disculpa.

Aunque tengas que utilizar a un niño como pie, ayuda a toda mujer que no llegue a lo alto de un estante.

Por último, no acumules demasiada compra. No quieres tener que dejar pasar a alguien que te gusta en la cola, porque sólo lleva un pimiento. Es un gesto bonito pero inútil. En cuanto pague, se irá y olvidará tu generosidad. Muestra de forma exagerada tu tarjeta del supermercado. Indica que eres un comprador habitual, fiable, ahorrador y que pueden volver a encontrarte si vuelven.

Si algo de esto funciona, por favor, decídemelo. Estoy deseando probarlo.

¡Un abrazote!

P.D. Mañana, manual para mujeres. Lo juro por Wert.

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